Vuelva usted mañana… con cita previa

Hace escasos días, en el consultorio sanitario de una pedanía de Alicante, un médico y una enfermera fueron agredidos por un vecino. Parece ser que el motivo de la agresión fue que dicho vecino pretendía ser atendido sin cita previa. La agresión obviamente es condenable, y más cuando se realiza a unos colectivos como son los sanitarios, sometidos los últimos años a un estrés considerable. La Conselleria de Sanidad cerró el consultorio tras la agresión, obligando a los pacientes de este a ser atendidos en otro no demasiado bien comunicado.

Los buenos y malos de la historia parecen bien definidos. El malo, el vecino agresor y los buenos los sanitarios que tuvieron que soportar las amenazas de este. La Conselleria no queda en demasiado buen lugar con su decisión salomónica de cierre del consultorio, como si el resto de los vecinos fuesen corresponsables de la agresión.

Este sería el resumen de la historia para mí, si no fuese porque a la mañana siguiente pude escuchar, con cierta preocupación, a dos personas mayores que comentaban el suceso en una mesa junto a la mía de una cafetería. Los conceptos de bueno y malo empezaron a quedar difusos, es más, parecía que demostraban su hartazgo con las citas previas, casi convirtiendo en héroe al agresor de los sanitarios. Y es que las citas previas se están convirtiendo en una pesadilla para muchas personas al intentar realizar gestiones con la administración o con algunas entidades privadas.

La crisis de la Covid-19 ha acelerado en algunos aspectos esa digitalización de la administración, al tratar de evitar el contacto humano. Pero es que la administración electrónica unida a la cita previa ha abierto un muro entre un sector de la población, fundamentalmente nuestros mayores, y la administración.

La cita previa es a priori más ventajosa cuando tienes que acudir a realizar un trámite que tienen que realizar en un tiempo similar mucha gente. Esa cita previa proporciona una serie de ventajas. Por un lado, permite reducir tu tiempo de espera e incluso también puede permitir. Por otro lado, permite a la administración gestionar óptimamente sus recursos humanos para atender mejor a los ciudadanos.

Pero la situación ideal no se parece a la real. Realmente no es que la administración electrónica ha ofrecido un nuevo servicio al ciudadano como es el de la cita previa, sino que al final, si no tienes cita previa no puedes acceder a los servicios de la administración.

En un movimiento liderado por un médico jubilado se recogieron más de medio millón de firmas reclamando una mejor atención presencial de los bancos, curiosamente esa petición la firmó también la ministra de Economía. En las Corts Valencianes también se han aprobado iniciativas en esa línea. Pero parece que en la película de la izquierda, es fácil identificar a los bancos como los malos de la película mientras silban cuando se hablan de los mismos defectos de atención en la administración pública. Por eso se atreven a aprobar leyes que limitan el tiempo de espera a los usuarios en la atención telefónica que le dan las empresas a tres minutos, No obstante, excluyen de esa responsabilidad a la administración pública. Que le cuenten lo de los tres minutos a cualquier valenciano que intenta obtener cita con el médico de familia.

Y es que además de mejorar la administración electrónica con programas de fácil acceso y de incrementar las ayudas para la lucha contra la brecha tecnológica quedan pendientes muchas tareas. Y una de ellas es que la cita previa marca la demanda de servicios de los ciudadanos para los que hay que disponer medios suficientes. Ante una gran demanda de un servicio por parte de los ciudadanos hay dos formas de actuar, poner más medios (movilizando de otros lugares con menor demanda) o simplemente asumir que los ciudadanos deben esperar más tiempo en ser atendidos. Me inclino por la primera opción, pero la flexibilidad parece reñida con la administración, todavía no entiendo por qué.

La cita previa puede ser una gran ayuda al ciudadano, pero nunca una barrera. Si el gran periodista español Mariano José de Larra narrase hoy las desventuras de la lucha de un ciudadano contra la burocracia administrativa sin duda alguna hubiese incorporado la cita previa a sus escritos.

El G8 de Ciudadanos rumbo a Karthoum

El G8 de Ciudadanos rumbo a Karthoum

(Publicado en El Español el 28 de julio de 2022)

Khartoum, una ciudad sitiada por el cruel líder islamista el Mahdi (Laurence Olivier). El general Gordon (Charlton Heston), un héroe nacional británico empeñado en fortalecer  las defensas de la ciudad mientras pide ayuda desesperadamente a su gobierno. Un primer ministro británico, Gladstone, que duda en intervenir en el conflicto.  Estos son el trio de protagonistas de  Khartoum, una película basada en hechos reales, de la temática colonial que tan popular se hizo durante los años sesenta.  A este trio de protagonistas se une un cuarto y no menos importante, el tiempo.  Cuando finalmente Gladstone asume que debe enviar la ayuda para el socorro de la ciudad,  la gran pregunta es  ¿llegarán a tiempo?

No podemos olvidar que en todo proyecto, el tiempo es un elemento que cobra fuerza fundamental y determina el desarrollo del mismo.

El tiempo es, quizás, uno de los principales enemigos  con los  que el partido político Ciudadanos se enfrenta, en lo que se ha venido a denominar  el proceso de refundación del partido. En una situación difícil, la ejecutiva del partido ha decidido delegar en una comisión,  denominada G8  por los ocho miembros que la forman, la elaboración de una propuesta sin límites para mejorar las expectativas del partido ante los próximos comicios electorales.

El G8 ha decidido con buen criterio incluir en el trabajo a los afiliados y cargos del partido y a destacados miembros de la sociedad civil. Las primeras sensaciones que tenemos al respecto, es que el G8 está formado por personas competentes, y que están realizando un trabajo serio. Ignoramos a día de hoy cuales serán las conclusiones del trabajo del G8, pero lo que si preocupa enormemente, es la temporalización de todo el proceso que ha planteado la ejecutiva de Ciudadanos dirigida por Inés Arrimadas.

Se espera que las conclusiones finales del G8 sobre la refundación se debatan en noviembre de este año, algo que parece que demasiado tarde dada la situación actual del partido.  Además, se pretende elegir en setiembre/octubre  a los candidatos de las elecciones municipales y autonómicas que se celebrarán el próximo mes de mayo. No parece tener demasiado sentido elegir a los mejores candidatos según un modelo, cuando se pueden poner en duda los cimientos del partido dos meses después.  Tampoco parece lógico retrasar tanto el prometido congreso del partido.

Se ha puesto mucha confianza en el desarrollo de las propuestas del G8, pero muchos de los actuales cargos y afiliados de ciudadanos empiezan  a sentirse como el  general  Gordon : trabajando sin descanso  pero  mirando continuamente hacia el horizonte para comprobar si llegan los refuerzos que pueden evitar la masacre en Khartoum. 

Por ello, el sentir cada vez más generalizado es que se debe actuar ya y por tanto las conclusiones del G8 deberían llegar mucho antes.  No se entiende el empeño de la ejecutiva en retrasar ese momento.  Algo así hizo el primer ministro Gladstone, que retrasó demasiado tiempo el envío de tropas en apoyo de Gordon.

Recuerdo que cuando vi la película, esperaba el final feliz de la misma, con las tropas británicas llegando a tiempo y con el general Gordon recibido como héroe en su país. Pero la historia es la que es. El empeño de retrasar la expedición de ayuda, hizo que este llegara dos días después de que el Mahdi hubiese entrado en la ciudad de Khartoum pasando a cuchillo a todos los que allí vivían.

Un famoso cuadro retrata al general Gordon, en lo alto de una escalera espada en mano, esperando su  final ante la acometida de los soldados del Mahdi. El ministro Gladstone tuvo que dimitir ante la presión popular, que le responsabilizó del retraso del envió de la ayuda.

Estoy convencido que sería razonable que el G8 agilizara su trabajo y tuviese listo su dictamen cuanto antes, y que la ejecutiva de Ciudadanos adelantara toda la temporalización del proceso de refundación para evitar llegar tarde, tal como le pasaron a las tropas británicas en Khartoum. Hay tiempo para cambiar el rumbo, la historia está para aprender de ella y no para conformarse con que pase una y otra vez lo mismo.  Y es que como decía el general Gordon “No tengo miedo a la muerte, pero si al fracaso”. Y a veces al fracaso se provoca cuando en vez de rodearte de personas con el talento de Luis Garicano, consigas que estas abandonen aburridas el proyecto.

Se acerca el invierno a la Comunidad Valenciana

Si hay una frase que popularizó la famosa serie de televisión Juego de Tronos es la de “se acerca el invierno”. Se acerca el invierno, trasmite temor, trasmite que algo terrible se acerca. Tras las últimas medidas tomadas por los presidentes socialistas Pedro Sánchez y Ximo Puig, ya solo cabe decir que a pesar de que la ola de calor está en su pleno apogeo, el invierno se acerca.

Hace ya mucho tiempo que la deriva populista-comunista-independentista del socialista Sánchez había dejado de sorprender a todo el mundo, bueno a casi todo el mundo, como indican las sorprendentes y bajadas brutales que se produjeron en la bolsa española ante los anuncios de más impuestos a los bancos y a las empresas eléctricas.

Pero es que, en la Comunidad Valenciana el presidente socialista Puig había conseguido mantenerse en un complicado equilibrio, en el que parecía la parte sensata del gobierno que compartía con comunistas e independentistas. Pero en el pleno del pasado jueves ya se han quitado totalmente la careta y han dejado al descubierto su debilidad frente a sus sectarios socios de gobierno. La mañana empezó con el secretario de organización y diputado del grupo socialista José Muñoz defendiendo a Bildu en su intervención. Los socialistas han pasado sin ningún rubor de ser blanco de ETA a socio de sus máximos defensores, ya no solo en el congreso de los diputados, donde necesitan de sus votos, sino también en Valencia.

Más entrada la tarde, con el debate sobre la aplicación de la tasa turística se mostró claramente que, para conocer a los socialistas, no hay que estar pendiente de lo que dicen sino de lo que hacen. Han estado mareando la perdiz hasta el último momento, con su secretario autonómico haciéndose la foto con los representantes del sector turístico con un cartel de “No a la tasa turística”. Pero a la hora de la verdad han votado a favor de la aplicación de dicho impuesto, aunque siguen tratando de engañar a algún indocumentado filtrando de que van a enmendar el proceso, aunque nadie sabe en qué línea.

En vez de preocuparse de forma activa de la infrafinanciación que sufre la Comunidad Valenciana por parte del gobierno de su colega de partido Pedro Sánchez, van a imponer una nueva tasa al sector, uno de los más productivos del país.

Al final los socialistas han reconocido con su voto que son prisioneros de una minoría, y que gobiernan la Comunidad Valenciana para las minorías. Por supuesto, nadie sabe los motivos que han obligado a los socialistas a tragar con algo tan ilógico como esta tasa, sobre todo teniendo en cuenta que nadie del sector turístico está a favor de dicha tasa, y menos en estos momentos, a las puertas de una posible recesión.

Pero, el modelo utilizado por los socialistas es muy previsible, se busca un enemigo: bancos, grandes empresas, sector turístico y se les cruje a impuestos. Impuestos que repercuten inevitablemente en la clase media a la vez que se carga el sector productivo del país. Los ingresos se utilizan para pagar subvenciones a sectores afines con el objeto de incrementar el voto cautivo.

Pero, a los populistas siempre les pasa igual, se olvidan de que al final, para seguir sangrando a la clase media tiene que existir clase media, pero olvidan que con sus medidas se la cargan. Así, todo acabará igual que en otros países donde han utilizado las mismas medidas, como por ejemplo Argentina.

Con los socialistas y sus socios inevitablemente el invierno se acerca, y se acerca de forma inexorable. La única forma de evitarlo no es con muros ni con guardias de la noche como se hacía en juego de tronos, sino simplemente derrotándolos en las urnas en todos los lugares en los que se presenten, desde el municipio más pequeño hasta el gobierno de la nación.

Matar al líder

Para llegar al poder, los mediocres suelen apoyarse en gente más preparada, de los que prescinden cuando ya no los consideran necesarios. Desgraciadamente para los mediocres su ansia en mantenerse en el poder, intentando evitar que se denote claramente su incapacidad, les puede hacer cometer errores importantes. Algo así le pasó al emperador Valentiniano III, cuando en los últimos años del Imperio Romano, pensó que ya no necesitaba a Flavio Aecio, su más competente general, y lo asesinó. Aecio, precedido en la defensa del imperio por jefes militares incompetentes, fue el primero en mucho tiempo capaz de organizar las tropas ante los innumerables peligros que acechaban al imperio. Su mayor éxito fue detener a Atila, rey de los hunos, en los campos Cataláunicos. Cuando poco después, Atila moría, Valentiniano ante el temor de verse desplazado por la popularidad de Aecio, decidió asesinarlo de forma cobarde.

Durante toda su historia, la humanidad ha venido marcada notablemente por la existencia de líderes en un lugar u otro. En nuestro tiempo, existen sociedades que han dado cabida al liderazgo en todos los niveles, con resultados altamente positivos. En otras, se ha olvidado potenciar estas competencias en pos de una sociedad más igualitaria pero no por ello más justa. Un líder es aquel que tiene capacidad de entender su entorno exterior y por otro lado conocer las capacidades y carencias de los que te rodean para emprender nuevos proyectos y cumplir sus sueños. Los líderes capaces suelen rodearse de equipos preparados que le permitan tener éxito en sus proyectos. Hay quien dice que una de las formas de diferenciar a un buen líder de un mediocre es el equipo en el que se apoya. Los segundos, como la pasaba a Valentiniano, nunca podrán soportar ser inferiores a ningún miembro de su equipo, y les encanta rodearse de gente que le aplauda y alabe por cualquier cosa.

Hay mucha literatura acerca de si los líderes se nacen o se hacen, y obviamente muchas escuelas de negocio apuestan por la segunda opción. Probablemente haya algo innato sobre las capacidades de liderazgo de cada persona, pero también es cierto que todo se puede entrenar y mejorar.

Lo que es cierto, es que los buenos líderes tienen una importancia vital en momentos de crisis, y también lo es, que son el blanco preferencial de sus rivales. En la Edad Media uno de los objetivos era matar al rey enemigo para desmoralizar a sus tropas. Por ejemplo, así acabó sus días en la batalla de Muret al rey Pedro II de Aragón, padre del Rey Jaime I el conquistador. Así el líder de un grupo asume en cierta forma el rol del rey de ajedrez por lo imprescindible que es su existencia para la supervivencia del equipo. En política, ser líder implica inevitablemente ser blanco de feroces críticas de tus rivales y mucho más terribles por parte de los enemigos dentro de tu partido. Curiosamente recibir esas críticas suele ser mejor aceptado que la indiferencia, ya que como apuntaba el poeta Rubén Darío “Si los perros ladran, Sancho, es señal que cabalgamos”. 

Nunca es bueno prescindir de las personas competentes, sino que es imprescindible rodearse de los mejores. No pensó así el emperador Valentiniano y tuvo un triste final, ya que acabó asesinado por orden de otro mediocre con ansías de poder. Estas luchas internas abrieron la puerta a que los vándalos saquearan Roma.  Y es que como dijo uno de sus consejeros a Valentiniano tras el asesinato de Aecio, “Si has hecho bien o no, yo no lo sé, pero sí sé que has cortado la mano derecha con la izquierda”.