El miércoles pasado, la Universidad Europea de Valencia nombró Doctores Honoris Causa de la misma a los doctores Antonio Pellicer y José Remohí, fundadores del IVI, Instituto Valenciano de Infertilidad. En su discurso de investidura, el doctor Remohí resumió en un par de frases algunas de las claves de su éxito “rodearse de talento, a ser posible mejor que el nuestro, y ser capaces de retenerlo, ya que solos no hubiésemos podido llegar hasta aquí”.
El talento, no tan solo de los líderes, sino de los miembros de sus equipos son parte fundamental del éxito. Algo que es tan evidente y sencillo parece que se ponen en duda cuando observas la escasa capacidad de los dirigentes de algunos gobiernos o partidos políticos. El problema de no tener a los mejores en los peores momentos se agrava cuando un incompetente alcanza su cuota de poder. Este, rápidamente deshecha el talento y se rodea de personas que no le puedan hacer sombra. Hay algunos jefes que hasta les molesta que sus asesores tengan más reconocimiento social. Algunos autores afirman que se puede medir el nivel de los líderes por el nivel de la gente de la que se rodean, así de simple, pero viendo lo que hay, así de terrible.
Que los gobiernos de Sánchez o Puig no están formados por las nuevas versiones de los Churchill, Kennedy, Golda Meier o Thatcher parece más que evidente, pero en ocasiones, ya da autentico pánico observar el segundo nivel existentes en algunas consellerias del tripartito de izquierdas que gobierna la Comunidad Valenciana. Parte del problema es debido a la particularidad con la que se confeccionó los diferentes niveles del gobierno.
Se denominó “mestizaje” al modelo que aplicaron para confeccionar el gobierno los responsables del partido socialista y del independentista Compromís, Puig y Oltra. Básicamente la idea se basaba en no dividir las consellerías por partidos, sino que se entremezclaran los cargos de uno y otro partido en la misma consellería. Esto supuso que convivieran consellers de un partido con secretarios autonómicos del otro. La vicepresidenta Oltra llegó a afirmar que “exportaría y patentaría el mestizaje como tecnología política punta”.
Es probable que se tenga que exportar como “ejemplo a no seguir”, ya que, tras años de gobierno, se ha demostrado que el mestizaje ha incorporado una serie de vicios que han desgastado más todavía a un gobierno, ya por sí bastante incapaz de solucionar los problemas de los valencianos.
Las causas son evidentes, parece que cada uno de los partidos ha colocado a las personas menos competentes en las consellerías dirigidas por el otro partido, tratándose reservar los cargos que al menos saben sumar y diferenciar el sujeto del predicado para las que dirigen ellos.
En una situación económica y social normal esto puede no notarse en exceso, porque si algo tiene de bueno la administración, es que es capaz de funcionar prácticamente sola para gestionar el día a día. Pero en momentos de crisis económica y sanitaria como la que hemos vivido, se requieren más que nunca esos equipos con talento.
Como pequeña muestra de todo esto, queda el espectáculo que ha dado el tripartito en sanidad, cuando la consellera ha causado baja por enfermedad y ninguna de los miembros del segundo nivel la ha sustituido en sus funciones. ¿Desconfianza o malas relaciones entre ellos? ¿Debemos seguir pagando el generosos sueldo a unos altos cargos de los que se desconoce su trabajo, pero además cuando deberían saltar al primer nivel se esconden o no les dejan aparecer?
No creo que el doctor Remohí quiera meterse de político, pero sí que podría dar alguna lección a algunos de ellos, ya que los ciudadanos nos merecemos un gobierno que no nos mienta, pero además si es competente será mucho mejor. Además, el riesgo que podemos sufrir es que, si sorprende mucho que un incompetente llegue al poder, más sorprende la cantidad de tiempo que es capaz de mantenerse en él.