(Publicado en el diario El mundo de Alicante el 12/02/2013)
“Bueno, es una decisión política”, murmuró el técnico, mientras agachaba la cabeza con cierta resignación en la comisión de hacienda previa a la aprobación de los presupuestos de este año. Respondía así ante mi pregunta sobre la estimación tan optimista de ingresos que el equipo de gobierno esperaba recaudar durante este año.
Tal como cuenta Antony Beevor en su libro Berlín, la caída :1945, Hitler movía pequeñas figuritas que representaban divisiones de infantería o de tanques en los planos que representaban el cerco al que ejercito alemán estaba siendo sometido.
Obviamente nadie de los que estaba a su lado se atrevía a decirle que las
las divisiones, o no existían o al menos no correspondían a soldados experimentados sino a grupos de niños o personas mayores mal equipadas y sin preparación a los que Hitler mandaba a una carnicería.
Los presupuestos de ingresos que ha aprobado el Partido Popular están basados en los derechos de cobro más que en los ingresos reales que se han tenido en años anteriores. El desfase económico de años anteriores y la situación de deuda financiera que atraviesa el Ayuntamiento, recomendaba ser algo más cauto en ese capítulo de ingresos, pero quizá para justificar los costes de personal y las contratas que ha previsto el equipo de gobierno les ha obligado a ir mucho más allá de lo razonable en las estimaciones.
Al final el PP aprobó unos presupuestos en el que muy pocos creen, simplemente da la sensación de que son un medio para salir del paso, para aguantar un mes más por si ocurre algo que cambie el fatal destino. De similar forma, algún que otro jerarca nazi esperaba que la relación entre americanos y rusos se deteriora lo suficiente para convertir a los alemanes en aliados necesarios antes de la caída.
Otros trataron de ser más pragmáticos e intentaron un sálvese quien pueda individual, con lo que intentaron pactar con americanos una posible rendición a cambio de privilegios, otros simplemente trataron de huir simplemente del cerco utilizando los contactos disponibles.
En Alicante, tal como destacaba este diario, parece que unos han puesto en marcha una alternativa denominada “Nuevo Alicante”, otros, mientras tanto, tratan se presionar a la ejecutiva popular para que efectúe cambios. Curiosamente esta ejecutiva ya dispone de pocas personas moralmente capacitadas para dar ejemplo y poder imponer ciertas acciones.
Mientras tanto, el desorden impera y ya nadie tiene miedo de tomar decisiones que en otras circunstancias avergonzarían al más pintado. En plenas fiestas de Navidad el interventor era cesado sin ninguna explicación, en febrero aparece el pliego de condiciones de la contrata de limpieza viaria y tratamiento de residuos. Ese pliego tuvo que ser cambiado nada más una semana después cuando algunos partidos denunciamos que el pliego no favorecía aquellas posibles ofertas de calidad que bajaran más de un 1,10% el precio base fijado. Desgraciadamente el cambio posteriormente realizado apenas modifica que al final sean los criterios subjetivos los que decidan.
Pero hay esperanza, porque la gente se está empezando a poner en duda estos dislates. El primero de ellos fue el ex interventor, ahora se le une uno de los técnicos municipales que instaba a los de atención urbana a que aclararan esos criterios subjetivos tan decisivos.
El comercio de la ciudad ya ha empezado a reivindicar más apoyo y ha protestado por la calderilla que se les ha asignado en los presupuestos. Es de esperar que también los ciudadanos empiecen a protestar por la cantidad gastos en alquileres pagados mientras edificios municipales siguen vacíos, o por el hecho de que el Ayuntamiento invierta tanto en las Escuelas Infantiles como en entes que permitirían generar empleo como la Agencia Local de Desarrollo y el Patronato de Turismo.