Es increíble cómo se puede gestionar tan mal una posible inversión en la ciudad, que bien gestionada, puede facilitar la creación de un número importante de puestos de trabajo.
Año 2445, la Tierra es un planeta contaminado al que los humanos regresan de vez en cuando. En uno de esos viajes, una incauta tripulación comete el grave error de subir a la nave a un hombre congelado. Éste resulta ser el terrible Jason, protagonista de las películas de terror “Viernes 13”. Para quien no las conozca, Jason era conocido por ser más rápido con el machete asesinando a jóvenes excursionistas que la asamblea de Guanyar a la hora de expulsar concejales no afiliados a Esquerra Unida. Pueden imaginar cómo continua esta película, titulada Jason X.
Si aquella nave del año 2445, hubiese aterrizado en la playa del Postiguet y sus tripulantes visitaran el precioso edificio que es el Ayuntamiento, seguro que les hubiese llamado la atención el enorme archivador que contiene todos los documentos referentes al intento de instalación de una tienda de Ikea en Alicante. Es probable que existiese algún documento del año 2223 en el que se propusiese una nueva ubicación o una nueva condición para que poder iniciar las obras.
Es increíble cómo se puede gestionar tan mal una posible inversión en la ciudad, que bien gestionada, puede facilitar la creación de un número importante de puestos de trabajo.
Son notorios los cambios de criterio de populares y socialistas. Los primeros, parece que propiciaron unos acuerdos de instalación de un gran macrocentro junto a Ikea, para luego, en el último momento, renegar del mismo. Los socialistas han sido capaces de rizar el rizo, manteniendo todos los posicionamientos posibles (aunque algunos fueran incompatibles) durante todos estos años. En el otro lado, los de Esquerra Unida, parece que secundados por Compromís, han sido fieles, no a un posicionamiento, sino más bien a la postura final de “Ikea No, haga lo que haga”. Pero como parece que les sabe mal decirlo abiertamente, el tripartito está a punto de conseguir con reuniones, cancelaciones de reuniones, comisiones no convocadas y demás zarandajas aburrir a los de Ikea, que ya amagan con irse a Elche.
Es lógico entender porque Ikea desea instalarse en la zona de Rabasa, al ser este el lugar de más accesibilidad desde toda la provincia y un gran escaparate. Entiendo que Alicante debería aprovecharse de eso para exigir unas condiciones que fueran ventajosas para todos. Para los ciudadanos de Alicante y toda su área metropolitana, y por qué no, también para la multinacional.
Ya no sé si el tripartito tiene miedo que con la operación se favorezca a Ortiz, aunque ya no ocultan los millones que le están pagando por contratos que han caducado.
Como en tantas cosas, hay que exigir a nuestros representantes municipales, altura de miras para conseguir lo mejor para Alicante, y que se dejen de fobias absurdas. Volviendo a la película, si en vez de encontrar a Jason congelado, se hubiesen topado con los miembros del tripartito, los descongelaran y les dieran los mandos de la nave, ¿Pueden imaginar cómo seguiría la película? Yo sí.