Johny Guitar, Yolanda y Ciudadanos

Johnny: Dime algo bonito.

Vienna: Claro. ¿Qué quieres que te diga?

Johnny: Miénteme. Dime que todos estos años me has estado esperando. Dímelo.

Vienna: Todos estos años te he estado esperando.

Johnny: Dime que te habrías muerto si no hubiera regresado

Vienna: Me habría muerto si no hubieses regresado

Johnny: Dime que aún me quieres como yo te quiero a ti.

Vienna: Aún te quiero como tú a mí.

Johnny: Gracias. Muchas gracias.

Es uno de los diálogos más memorables de la película Johny Guitar dirigida por Nicholas Ray. Sterling Hayden y Joan Crawford interpretan a Johny Guitar y a Vienna. El primero es un vaquero que llega a un pueblo del oeste y Vienna es la mujer que regenta la taberna de dicho pueblo. Ambos fueron amantes en el pasado y en su reencuentro son inevitables los recuerdos y la necesidad del autoengaño sobre el fin de su acabada relación.

A pesar de ser un western, la protagonista fuerte de la película es precisamente una mujer de armas tomar y carácter como es Vienna, en contra de todos los convencionalismos pasados del género cinematográfico.

En la línea de la película ha sido Yolanda Díaz la que parece se ha quedado con la antorcha de la ultraizquierda, dejando a Irene Montero e Ione Belarra mirando al espejo como la bruja de Blancanieves cuando detecta que ya no es la más guapa del reino. Obviamente el estilo de Yolanda Díaz no es el mismo que el de la gran Joan Crawford, pero sí que se acerca bastante a la facilidad con la que dice lo que su audiencia quiere escuchar. Su puesta de largo del otro día  y el seguimiento mediático de la misma fue todo un ejemplo de como mostrar el nacimiento de una nueva estrella. Una estrella que con un estilo comunicativo a lo Barrio Sésamo, y aprovechando la sucesión de errores no forzados cometidos por sus rivales en Podemos, se ha convertido en el referente de la izquierda del socialista Pedro Sánchez.

Ese debut filmado por Nicholas Ray al estilo Johny Guitar podría haber transcurrido así

español: Dime algo bonito

Yolanda: Todo va fenomenal en España y todavía irá mejor cuando yo sea la primera mujer presidenta del gobierno.

español: Dime que nuestras pensiones no corren ningún riesgo

Yolanda: Vuestras pensiones no solo no correrán ningún riesgo, sino que se revalorizarán mucho más todavía

español: Dime que el hacer pagar más impuestos a los que las sostienen no va a poner en riesgo la empleabilidad de los españoles

Yolanda: Nada, los empresarios españoles pagarán más impuestos con ilusión y no repercutirán los precios al consumidor final

español: Dime que nuestras condiciones laborales mejorarán

Yolanda: Se impondrá la jornada de treinta y cinco horas, no semanales, sino mensuales. Y las empresas españolas serán todavía más productivas.

Y así podríamos seguir con un montón de promesas más. Es curioso que las enumerase como si ella no formase parte del actual gobierno. Pero da igual, mientras en temas tan importantes como la sostenibilidad de las pensiones, Yolanda dice lo que la gente quiere escuchar, aunque sea mentira, otros partidos como es el caso de Ciudadanos dicen lo que la gente no quiere escuchar, aunque sea verdad. Es posible que muchos voten a Yolanda dada la tendencia al autoengaño que en ocasiones sufrimos. Pero, luego no deberían quejarse del resultado de estas políticas de aquí a unos años.  Ignoramos si Johny Guitar una vez pasada aquella noche siguió pensando que Vienna no le había olvidado o le entraría la sombra de la duda.

¿Sanidad pública o beneficencia socialista?

Decía el actor Ryan Reynolds que, “cuando tienes muchas expectativas, te estás preparando para la desilusión”. Algo así me ha ocurrido con la gestión del Conseller de Sanidad el Doctor Miguel Mínguez. Hombre afable, yo diría que entrañable y encantador, médico de formación y con una experiencia mucho más que contrastada.

Su primera intervención me encantó: “hay que poner en el centro de todo al paciente”. Esto es algo que yo venía defendiendo desde siempre, mientras su predecesora y los portavoces de sanidad de los partidos del tripartito siempre focalizaban su discurso en dos cosas primordialmente. La primera era la cantidad ingente de dinero que decían que invertían en sanidad y la segunda, la defensa sindical de los derechos de los trabajadores sanitarios, exceptuando a los médicos a los que parecen tener especial inquina. Pero parecían olvidar lo que dijo el primer día Mínguez sobre los pacientes, y es que en la Comunidad Valenciana cada día la atención que recibían era sensiblemente peor. Se ha incrementado el tiempo para poder ser atendidos por el sistema sanitario y se ha reducido el tiempo que les podía dedicar el médico de atención primaria dada la agenda sin fin que gestionaban.

Pero como si hubiese sido abducido por una de las vainas de la película “la invasión de los ultra cuerpos”, el conseller Mínguez parece ya no ser el mismo. Quizás cegado por las luces de la política, empezó a presidir inauguraciones de centros de salud u hospitales que solo existían dibujados por algún alto cargo socialista en las servilletas de un bar mientras tomaba café.

Me sorprendió el nuevo Conseller cuando desde mi grupo propusimos estabilizar a los MIR que realizaran su formación en la Comunidad Valenciana y nos contestó que eso rompería la gestión de las bolsas de trabajo, hablando de ellas como si hubiese sido Hipócrates el que hubiese propuesto el modelo. También recuerdo su inicial valiente afirmación en pleno de que los certificados de valenciano no deberían ser un requisito para poder trabajar en la sanidad pública, para ya verlo actualmente, quizás tras ser abducido por la progresía independentista, defendiendo lo contrario.

Pero quizá una de las cosas que más me ha molestado ha sido su cambio de criterio sobre las campañas de detección precoz del cáncer de mama. Su anuncio ha sido el de que se ampliaba la edad de las mujeres dentro del programa hasta los setenta y cuatro años, algo que todos aplaudimos. Pero la letra pequeña del Ximo anuncio era que, a partir de ahora, en la Comunidad Valenciana se abandonaba el sistema de doble visionado de las mamografías. Las mamografías no son el mejor sistema para detectar precozmente el cáncer de mama, pero su coste lo hace viable para poder ser utilizado en toda la población. Esa falta de fiabilidad se complementaba por esa segunda opinión complementaria o cruzada. Obviamente el Conseller propone este modelo para poder vender su campaña de cribados hasta los setenta y cuatro años pero descuida a partir de ahora a todas las mujeres. Es conocida la falta de radiólogos que quieran dedicar su jornada laboral tan solo a revisar mamografías, pero el conseller tampoco ha propuesto alternativas como la de formar a otros médicos que pudiesen realizar esas tareas.

Y el problema es que cada vez más la sanidad se gestiona como una sucesión de promesas incumplidas.

Al final el problema de la falta de médicos es endémico, pero los socialistas valencianos en vez de proponer soluciones se conforman con promesas de reducción de la jornada a treinta y cinco horas a los actuales para que no protesten.

Si a esto le sumamos la gestión de los MIR, en la que cada vez más son tratados como mano de obra barata y donde se ha normalizado su explotación, podemos encontrarnos con una migración masiva hacia la sanidad privada o a la de otros países.  

La última propuesta de la Conselleria socialista es una sanidad pública dónde el médico sea porcentualmente el menos importante, curiosamente todo lo contrario hacia lo que tiende la sanidad privada. Solo hace falta mirar la oferta de trabajo de cada uno de los dos modelos para comprobar que es así.

El futuro de la sanidad pública socialista tenderá hacia el antiguo modelo de Beneficencia, mientras la sanidad privada se dividirá en dos modelos, una básica gestionada por los seguros de salud y una de élite solo accesible por unos pocos. Y lo peor es que gente a la que considerábamos muy capaz, como el Conseller Mínguez, pueden ser cómplices de todo esto.

Oltra, mentiras y cintas de video

En poco más de dos meses y con un presupuesto bastante escaso, el director de cine Steven Soderbergh sorprendió con su opera prima.  Un cartel y un título sugerente, “Sexo, mentiras y cintas de video”, complementaron un guion y puesta en escena fenomenal que hicieron el resto para que esta película consiguiera un éxito notable tanto de crítica como de público.

En la película ninguno de los personajes es lo que parece ser, algo que se puede descubrir si se está atento a los pequeños detalles que pueblan toda la cinta. De una forma u otra, todos los personajes mienten y solo parecen decir la verdad cuando están frente a una cámara de video.

Sería positivo que pudiéramos conseguir conocer la verdad sobre un tema tan espinoso como es el tema de abuso de menores por parte del ex marido de la vicepresidenta del gobierno de la comunidad valenciana y líder de Compromís, la señora Mónica Oltra.

Los partidos que forman el tripartito de izquierdas aluden a conspiraciones judeomasónicas, en las que incluso se atreven a implicar a los jueces, para tratar de liberar de toda sospecha a la vicepresidenta Oltra.  Es curioso que, mientras tratan de aparentar cierto entusiasmo tras las intervenciones de Oltra, aplaudiendo como si no hubiese un mañana, agachan la cabeza cuando fuera de las cámaras de video se habla sobre el tema.

La justicia tiene su camino, muchas veces mucho más lento de lo deseado, pero el político tiene otro. Pero el caso huele muy mal, sobre todo si uno recuerda las actuaciones que la consellera Oltra tomó en un caso similar que sucedió casi a la vez. En aquel caso, la señora Oltra vació un centro de menores, el de Segorbe de las Hermanas Capuchinas, sin darles ninguna «posibilidad de defensa» tal como resolvió el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana. También se criminalizó al presunto agresor, luego absuelto de toda culpa. Curiosamente en el caso que afectaba al entonces esposo de la Consellera, la que acabó yendo esposada al juzgado fue la joven que sufrió abusos sexuales.

Pero el círculo parece que se va estrechando sobre la señora Oltra. Recientemente el juez ha imputado a otros cinco cargos de la Conselleria de Oltra por la gestión del caso de los abusos de su expareja, siendo ya nada más y nada menos que trece personas las investigadas en el proceso.

Todo esto se nota y va destruyendo la defensa de la segunda del gobierno del socialista Puig. En la reciente sesión de control de Corts Valencianes, Oltra ya basó su defensa en atacar la gestión del Partido Popular en algún caso similar, pero no pudo soportar el golpe cuando alguien le recordó que en aquel caso no estaba implicado ningún marido de alguna consellera.

Cuando la defensa de una gestión tan deficiente en algo tan crítico, solo se puede sustanciar en el ataque por casos ocurridos hace casi diez años, uno ya puede empezar a pensar que esa defensa se está quebrando. Además de todo esto, se van conociendo más aspectos de lo que parece que ocurrió y aparecen insospechados documentos en forma de comunicados, faxes e investigaciones paralelas, que no se sustanciaron por ejemplo en el caso de las Hermanas Capuchinas.

En general la gestión de la vicepresidenta Oltra ha sido tan nefasta que recomendaría en cualquier gobierno a un cambio, pero todo el asunto del abuso de menores lo hace obligado.

Es curioso que ante una pregunta al president Ximo Puig, sobre la nota a gestión de la señora Mónica Oltra, se conformara con darle un notable. Sería curioso ver la nota que le daría diciendo lo que realmente piensa ante la cámara de video del protagonista de la película de Soderbergh.

El médico, el colapso sanitario y el consultor despistado

“No debes dedicar tu tiempo a esa tarea, el precio de tu hora es mucho más cara que la de los administrativos”. Esas palabras fueron las que me dedicó hace unos años el mánager de mi equipo de trabajo en una consultora en la que yo trabajaba. El tema era la escritura de los informes que realizábamos en un tiempo en el que la informática personal no estaba tan extendida como ahora. Todos los consultores escribían sus informes a mano, para que después el equipo administrativo los pasara al editor de textos “WordPerfect”. Yo pensaba que yo podría adelantar el trabajo escribiendo el informe en el ordenador, para que luego otros hicieron el formateado final. Mi superior no pensaba lo mismo y me enseñó las tarifas de la hora de consultor y las tarifas de la hora de administrativo. Obviamente me hizo reconsiderar muchas de mis pensamientos iniciales acerca de los trabajos en equipo y las especializaciones de cada uno.

Mi trabajo en aquella consultora fue toda una experiencia positiva para asimilar muchos conceptos de trabajo en equipo, plazos, eficacia, eficiencia, medios disponibles, recursos escasos, rentabilidad, la diferencia entre lo importante y lo urgente,  y muchos más.

Todos estos conceptos se hacen fundamentales en la situación de colapso en la que se encuentra la sanidad pública y ante la que parece que nadie encuentra solución. El gobierno del tripartito de izquierdas se contenta diciendo que  han incrementado notablemente la inversión en la sanidad, pero lo único cierto es que los resultados objetivos son terriblemente desastrosos.

Hay un aspecto evidente y que puede justificar ese desastre, y es la capacidad técnica de las cúpulas directivas de la Conselleria de sanidad, así como de los principales responsables de los diferentes estructuras sanitarias. El tripartito ha buscado mayor lealtad y amiguismo por encima de la capacidad, con lo que el resultado obtenido es el esperable. Gestionar de forma eficaz una crisis con recursos escasos es complicado, pero más todavía si las personas que deben hacerlo no están lo suficientemente preparadas para ello. Para empeorar la situación,  a esa incapacidad hay que sumar su sectarismo contra el personal médico, que es precisamente uno de esos recursos más limitados.

Los médicos son el personal central de la sanidad, aunque obviamente esto no indica que el resto no sea importante. Pero no se entiende que, en todas las contrataciones de personal que está realizado la Conselleria destaque por encima de todo el escaso porcentaje de médicos que se incorporan. Todavía es más grave el hecho de que muchas de esas plazas de médicos que se ofertan, ni siquiera se cubran dadas las escasamente atractivas condiciones que tienen.

Es imprescindible hacer una oferta de plazas estables y razonablemente remuneradas que facilite el incremento de médicos disponibles en la sanidad pública. Si no se actúa pronto, muchos de ellos se irán a cubrir las ofertas de otras comunidades o países, o incluso engrosarán las listas de trabajadores de la sanidad privada. Es llamativo que, dada la incapacidad del gobierno de la izquierda progresista, esta sanidad privada está creciendo de forma imparable.

Pero además de todo esto, vuelvo al origen el artículo, dado que el médico es un recurso escaso, es imprescindible optimizar el uso de su tiempo y dedicarlo principalmente a las tareas en las que es especialista, que es la de la atención médica a los pacientes.

Los tiempos cambian, los sistemas cambian, las necesidades cambian y existen posibles mejoras de los procedimientos a seguir.  Por ello no se puede pretender seguir trabajando sin poner en dudas los protocolos que se están utilizando. A lo mejor unas pequeñas modificaciones mejorarían la atención de forma notable, sin incrementar el coste. Pero da la sensación de que la única medida de preocupación por la sanidad es el dinero que inviertes en ella. Lo de eficacia y tripartito de izquierdas se ha convertido en un antónimo. 

Es urgente estudiar los protocolos de trabajo que realizan, eliminando de sus listas de tareas las que podrían ser realizadas por otros colectivos, o que directamente no son necesarias. También se debe optimizar la usabilidad de los sistemas informáticos y no obligando al médico a pelear con ellos robándole parte del tiempo de su atención al paciente.

Ciudadanos y el grupo salvaje

En ocasiones no toca elegir lo que más te conviene, sino hacer lo que tienes que hacer. Por eso, cuando el pistolero Pike les pregunta a sus compañeros “¿Vamos?” empieza la caminata más famosa de la historia del cine. Ésta forma parte del final de la película “Grupo Salvaje”, al que directores de prestigio como Martin Scorsese y George Lucas consideran el mejor western jamás hecho.

Cuando Pike y sus tres compañeros finalizan un exitoso trabajo que les ha reportado un suculento botín tienen dos opciones, irse lejos para disfrutarlo o ir a rescatar a su amigo Ángel de las garras de un malvado general mexicano que lo ha capturado durante la ejecución de su trabajo. Eligen la segunda, aunque imaginan que muy probablemente no regresarán jamás de aquella caminata. Pero toman esa decisión porque saben que tienen que mantener la coherencia con la que han vivido y en cierta forma como pago a sus pecados.

No se si es por el futuro incierto que esperaba a los protagonistas de aquella película, pero últimamente la recuerdo mucho dada la situación actual de Ciudadanos.

Como los pistoleros de Grupo Salvaje, que observan como les ha alcanzado un futuro del que ya no forman parte, parece que hay un empeño en eliminarnos del tablero político como si no pudiésemos ya formar parte de él. Pero el problema no es retirarse, es porqué. No hay partido que sustituya lo que defiende Ciudadanos en aspectos críticos como educación, sanidad, pensiones, autónomos y un largo etcétera. En muchas ocasiones con propuestas que no ganan votos, pero si que ayudan a crear el futuro de nuestro país. No hay partidos que tiendan puentes como hace Ciudadanos en vez de destruirlos y reabrir viejas heridas. Tampoco partidos que tiendan a poner el foco en las cosas importantes y no a buscar maniobras de distracción precisamente para olvidarlas.

Dicen que cuando un barco se hunde, se comprueba la grandeza de las personas, algo así se podría decir de cuando un partido cae drásticamente en intención de voto. Es llamativo comprobar como algunos, que hace nada decían que el color de su corazón era naranja, repiten la misma frase, pero cambiando de color sin el menor rubor. No solo eso, algunos que han disfrutado de un cargo al formar parte de este partido, reniegan de él e insisten en su necesaria desaparición, ignoro si con los que todavía permanecemos en él todavía dentro o no. Estos abandonos son más o menos dignos en función de si dejan sus cargos y actas o si se aferran a ellos para seguir viviendo de la política. Pero no deja de ser llamativo el caso de alcaldes elegidos por un partido, que sigan siéndolo por otro, sin que hayan mediado unas elecciones de por medio. Hay partidos que han nombrado ya como candidatos a tránsfugas, olvidando los pactos anti transfuguismo y la más mínima decencia. Se que soy un romántico al decir esto, pero es difícil confiar en partidos que se nutren de lo peor y de los más miserables de otros partidos. 

Incluso es curiosa como cambia la opinión pública incluso en estos temas, como cuando se trata de negociar la barrera electoral de la Comunidad Valenciana. Se critica el que se trate de hacer al final de la legislatura, pero no que no se haya podido hacer antes debido al transfuguismo de unos cuantos diputados.

Y es que, en cualquier deporte, desde el profesional hasta las pachangas de amigos, nunca se ve con buenos ojos los que dejan el partido a mitad o cambian de equipo a conveniencia. Pero parece que en el mundo político esto no es así, ignoro si por desconocimiento de lo que ocurre o por la famosa frase “todos los políticos son iguales”.

Quizá el mundo de la política actual ya no es para mí, pero quizás sí, y yo prefiero vivir un futuro incierto, pero con dignidad. Por eso, al igual que hace uno de los compañeros de Pike en Grupo Salvaje cuando este les dice “¿Vamos?”, yo contestaría “¿Y por qué no?”

Perseverar en el error

Decía Einstein que, si haces lo mismo, no esperes obtener resultados diferentes. En la misma línea, Javier Pérez-Cepeda apuntaba que “En cada generación hay un selecto grupo de idiotas convencidos de que el fracaso del colectivismo se debió a que no lo dirigieron ellos”. 

Todo se podría resumir en lo importante que es aprender de los errores para que, si vuelves a cometer otro error, que al menos no sea uno de los que cometiste.

En esa línea, escuchar a los responsables del tripartito hablar de sus propuestas con respecto a la sanidad ya no sabes si es una broma o una tomadura de pelo.

Me refiero a su obsesión enfermiza con la reversión sin ningún análisis serio previo, de las concesiones sanitarias que había otorgado el Partido Popular en sus años de mandato. En esos años el gobierno popular decidió que para dar un impulso al servicio sanitario público, en determinadas áreas de salud prefirió que fuera la iniciativa privada la que construyese y/o gestionase el servicio público por un precio determinado.

Esa gestión privada que ha tenido sus luces y sombras ha ido finalizando sus contratos en estos últimos años. Todas las propuestas del tripartito de izquierdas han ido en la línea de cancelar dichas concesiones. Hace unos años iniciaron la de la Ribera, y hace escasos meses la de Torrevieja. Ya han comunicado que el año que viene empezaran con la de la Marina Alta y en este último pleno llevaron a votación la necesidad de llevar a cabo la de Manises.

Lo más curioso de esta última propuesta rezumaba fracaso en cada una de sus líneas ya que en toda la exposición de motivos no hacían ninguna referencia a las experiencias obtenidas de las dos anteriores ya finalizadas.

Obviamente, si alguna hubiese salido medianamente bien lo hubiesen destacado, es lo normal, si haces algo bien, lo habitual es decirlo ¿no? Obviamente prefieren tratar de olvidar el desastre sanitario y económico que han supuesto

Su excusa siempre es un juego de palabras “privatizar es una autopista de ocho carriles y revertir lo privatizado es un camino rural”. Claro, por eso en vez de poner al frente de estos procedimientos complejos a sus mejores equipos lo gestionan con técnicos que parece que suman dos más dos y les da un numero con decimales.

Da igual, su cruzada contra todo lo privado les hace sobreponerse a todos sus fracasos para intentarlo una vez más. Su neutralidad en esto de lo público y lo privado se acerca bastante a la del ácido clorhídrico.

Ahora estamos en época de construir, los valencianos necesitamos que el gobierno construya soluciones, que desarrolle proyectos positivos y bien estudiados. Pero el gobierno de izquierdas no está en esto. Si fuesen a la guerra, los del tripartito de izquierdas serían los que ponen bombas en los puentes y jamás serían los que los construyen.

Yo ya he llegado a la conclusión de que no lo hacen porque creen estrategias ganar-ganar en plan hombre del Cromañón del siglo XXI. Seguro que piensan: “Revertimos la concesión, ahorramos el beneficio industrial y además colocamos a todos nuestros colegas “indepes” y socialistas al frente del hospital y los centros de salud para que tengan un sueldo”.

Pero no funciona así, si pones a personas poco preparadas al frente las cosas no suelen salir bien. Así les ha ido, con problemas que se siguen sin solucionar. En Torrevieja por ejemplo ya hacen las resonancias en una furgoneta, vamos como si estuviésemos en la guerra.

Lo más curioso es que a la sanidad privada parece irle mejor cuando gobierna la izquierda. Están construyendo ocho hospitales en la comunidad y el número de valencianos que adquiere un seguro privado sube sin cesar, como también las derivaciones de pruebas y operaciones a hospitales privados que la pública es incapaz de realizar.

Pero no esperen que los del “gobierno de la gente” reconozcan errores, siguen pensando que su gestión es maravillosa a pesar de que todos los números digan lo contrario. Lo peor es que insisten en el error, como dice un proverbio, “Errar es humano, perseverar en el error es diabólico”. Yo me atrevería en añadir, “Y continuar perseverando en el error es propio del tripartito de izquierdas valenciano”.

Sanidad pública en tiempos de la izquierda

La puerta del centro de salud se abre para dejar pasar a un hombre que se acerca velozmente ante el lugar donde se encontraban los administrativos y tras un segundo para coger resuello dice:

  • Tengo un dolor de garganta, necesito que me vea el médico.
  • ¿Tiene cita?
  • No, pero he tratado de pedirla por la APP y me ha dicho 22, por un momento pensaba que era un número de la bonoloto. Pero ¡fíjese!, eran los días que tenía que esperar hasta que me diera cita el médico.
  • ¿Ha probado la opción de consulta telefónica caballero?
  • Ah, que ahora ¿se puede explorar la garganta por teléfono?
  • Bueno, eh.., lo cierto es que no.
  • De todas formas, también lo he intentado y me daba 20 días de espera. Así que me he dicho a mí mismo: “Silverio, ¿por qué no te vistes y te vas al centro de salud?”.
  • Ah ya veo, (el administrativo sonríe y pregunta) ¿Prefiere ser atendido en castellano o valenciano?
  • Valencià
  • Correcto, pase al consultorio A.

Silverio se dirige al consultorio A, la puerta está abierta y no hay nadie dentro. Vuelve al lugar donde se encontraba el administrativo y le pregunta ¿Y el metge?

El administrativo sin inmutarse le contesta “No hay médico que atienda en valenciano, ya que ninguno ha aprobado el examen de capacitación lingüística”.

Silverio contesta “Senyora, jo tinc dret a ser atés en la meua lengua”. La administrativa se encoje de hombros. Pasan ambos unos segundos en silencio hasta que al final Silverio le dice : “Bueno, ¿cuál es el consultorio del médico en valenciano?”.

La administrativa contesta “puede ir al B al C o al D”, mientras coje el teléfono que no para de sonar.

Al rato Silverio vuelve y le dice: “No hay ningún medico en ninguno de los tres”.

La administrativa sonríe y dice. “Cierto. La doctora Martínez se fue a Murcia, allí le ofrecían un mejor contrato y además no le obligaban a aprobar exámenes de capacitación lingüística.  El doctor Tena ha cogido una baja por ansiedad,  el pobre cada día con cuarenta pacientes  y durante la consulta se le incrementaba hasta ochenta debido a las atenciones que tenían que hacer a personas que vienen sin cita como ha hecho usted hoy”

Silverio agachó la cabeza algo avergonzado, pero enseguida se rehízo y dijo “¿y el tercer médico?”. La administrativa contestó “se ha ido esta mañana con el coche eléctrico del centro a realizar una atención domiciliaria y nos ha llamado diciendo que se ha quedado sin batería”.

Silverio sorprendido replica: ¿Y porqué la Conselleria no ha contratado un servicio de taxis para estas cosas? Al ver que la administrativa se volvía a encoger de hombros, insiste. “Y qué hago yo ahora?”

La administrativa, algo asustada al recordar que no tenían vigilante de seguridad en el centro, esperó que el hombre no se pusiese violento, contesta: “si le parece le puedo atender yo, no soy médico, pero tengo el mitjà de valenciano”.

Silverio con cara de susto replica: “Pero, pero, no es lo mismo”.

Con una sonrisa la administrativa añade: “Piense que el tripartito de izquierdas ya no tiene a médicos en los SAMU. Al final acabaremos atendiendo los administrativos en los centros de salud. Eso sí, si usted lo desea, lo haremos en valenciano”.

Silverio mientras da media vuelta le contesta, “no se preocupe, muchas gracias, esperaré en casa”. Mientras abandonaba el centro de salud, Silverio sacó su móvil para acceder a un buscador de internet y tecleó “seguros privados de salud a buenos precios”.

La primera página que le aparece era una noticia con el siguiente titular “Incremento espectacular de los seguros de salud privados desde que gobierna la izquierda en la Comunidad Valenciana”.

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La pesadilla del agricultor

Congreso de los Diputados, 11 de enero de 2023

De los tres agricultores que han depositado un paquete con las firmas contra la derogación del trasvase Tajo-Segura que el gobierno socialista quiere impulsar, uno de ellos se detiene. Les comenta a sus dos compañeros que tiene que ir al servicio y que ya se verán fuera. Pregunta a un ujier la ubicación de estos y se dirige donde amablemente le han indicado.

Cuando una vez satisfechas sus necesidades, sale, José, que así se llamaba el agricultor, ya no recuerda si tiene que continuar hacia la derecha o hacia la izquierda. Pero al fondo del pasillo ve lo que cree la puerta de salida y se dirige hacia ella decidido ya que quiere volver con sus compañeros lo más pronto posible. Enseguida se da cuenta del error ya que ha entrado a la antesala de un despacho, cuando iba a dar media vuelta para salir escucha una conversación.

-El presidente ha dicho que a los agricultores estos no hay que darles ni una gota de agua, y ha remarcado “literalmente ni una gota de agua” y se ha reído.

A José le entra un cabreo monumental al oír dichas palabras y cuando va a acercarse hacia las dos personas que hablaban y que todavía no le habían visto, recordó las palabras de su madre que debía evitar esos “prontos y arranques” y que debía contar hasta diez antes de tomar decisiones difíciles. Al quedarse quieto pudo seguir escuchando.

-Sí, la ministra ya lo tiene todo controlado, de hecho, alguien ha hecho “desaparecer” cualquier nota o grabación de la reciente reunión del consejo del agua donde se trataba de evitar el cierre del trasvase.

– Pues mejor, de todas formas, no entiendo yo ese odio que tenemos hacia los alicantinos, les quitamos el agua, los dejamos a la cola en presupuesto e inversiones…

-Sí, no se si fue algo que le pasó al presidente en sus tiempos de mozo, o quizá sean otras cosas. Yo ya no me creo que sea para favorecer a nuestro presidente de Castilla la Mancha, ya que nos enfrentamos a tres comunidades como son la valenciana, la murciana y la andaluza.

-Yo creo que va más allá de lucha entre comunidades, ya que me comentaban que había mucho interés por parte de Marruecos por colocar en Europa una cantidad superior de  productos agrarios, y eso no tiene sentido con una huerta como la que tenemos aquí en el Mediterráneo, de mucha mejor calidad a menos que…

– Claro, a menos que no tengan el agua para seguir produciendo a precios competitivos. Así es. De todas formas, de la Comunidad Valenciana no hay que preocuparse ya que nuestro presidente ha hablado con el presidente de allí y se tranquilizó cuando le dijo que el cierre del trasvase solo afectaría a Alicante.

-Pues mejor, ya que el presidente de Murcia tiene más tránsfugas en su gobierno que diputados propios y el de Andalucía está más preocupado en potenciar el aprendizaje de la lengua andaluza.

-Pues si está todo contralado, mejor, me sabe mal por los agricultores de la zona, pero ya organizaremos un ingreso mínimo vital para ellos, así los pillados.

– Ya, pero a mí me encantan los tomates y las naranjas de esa zona. Tendremos que probar las premium de Marruecos.

José no pudo más, dijo mentalmente “nueve y diez” y salió con visible cara de enfado hacia los dos hombres trajeados que le miraron con cara de susto.

En ese momento sonó el despertador, eran las tres de la mañana. José volvió a la realidad, tenía que darse prisa para llegar a los autobuses que iban a Madrid para la manifestación por la defensa del trasvase Tajo Segura.

Cuando se sentó en una de las primeras filas del autobús, sonrió al pensar que todo aquello había sido un sueño, pero al acceder a las noticias del día desde su móvil lee “La ministra Teresa Ribera comunica a Ximo Puig el recorte al trasvase Tajo-Segura y su apuesta por la desalación”. Antes de que pudiera terminar de leer la noticia se le acercó Pedro, uno de sus compañeros de fatigas que le dijo “Oye José. Vamos a ir tú, Paco y yo a entregar en el Congreso las firmas recibidas”. José pensó que en ese caso iría a los servicios de una cafetería antes de entrar en el Congreso por si las moscas.

La refundación de Ciudadanos y la película de Kurosawa

Un viejo les enseña a sus hijos lo sencillo que es romper una única flecha y lo complicado que puede llegar a ser romper tres flechas a la vez. Es el inicio de “Ran”, la última película épica del director japonés Akira Kurosawa. Basada en la tragedia del Rey Lear de Shakespeare, narra las desventuras de un clan familiar, cuando Hidetora, el señor de la guerra japonés de dicho clan decide abdicar en sus tres hijos. Hidetora advierte a sus hijos de lo importante que es permanecer unidos para mantener todo lo que han conseguido, ya que sus clanes rivales están esperando cualquier muestra de debilidad para caer sobre ellos. Desafortunadamente, sus hijos no le hacen caso.

Todo cambio, todo traspaso de poder tiene su inevitable complejidad, más todavía cuando no se realiza en un buen momento y cuando hay varios en disputa para asumir esas nuevas responsabilidades. Lo que si que parece evidente es que, para tratar de incrementar las posibilidades de éxito en un proceso de este tipo, hay que evitar enfrentamientos más “salvajes” de lo razonable y por supuesto, cerrar filas con el nuevo “señor” o “señora” una vez haya sido elegido.

 “Ran” me recuerda mucho a la tensión provocada en el seno de Ciudadanos ante la elección de la nueva ejecutiva que dirigirá los designios del partido durante los próximos años. El proceso de refundación tenía como objeto revitalizar un proyecto que parece haber caído en el olvido por parte de los electores españoles, aunque curiosamente, responde al demandado modelo de partido centrado y liberal, capaz de evitar que Populares y Socialistas puedan caer en radicalismos absurdos.

Dicha refundación tenía como acertado el principio el poner en duda todo y no dar por sentado nada, con lo que ha habido un proceso, para algunos demasiado largo, de reflexión por parte de la militancia acerca de lo que deberían ser las nuevas bases del partido.

En los proyectos, a esto se le llama retrospectiva y tiene como objetivo final dar propuestas de solución a los problemas detectados más que centrarse en localizar o señalar a los posibles culpables de dichos problemas. Pero también la retrospectiva hace necesario realizar ese análisis de forma autocrítica y nunca pensar que los errores solo los cometen los demás.

Pero muchos afiliados estamos asistiendo con cierto enfado al cruce de acusaciones públicas sobre las responsabilidades pasadas, entre miembros de diferentes candidaturas. Ese enfado, da lugar a la sorpresa cuando algunos tratan de incorporar a la negociación de la refundación del partido, acciones que no tocan ahora, como es el cambio de responsabilidades en los grupos institucionales o casi el destierro para algunos de los referentes. Todo ello hace pensar que algunos han olvidado que tras la elección de la nueva directiva vendrá el día después, en el que habrá que seguir trabajando todos juntos, cada uno con las responsabilidades que tenga y que tampoco se puede prescindir del talento del que se dispone.

Por eso creo sensato es que cada candidatura se centre en mostrar sus fortalezas más que en publicar las debilidades supuestas de las otras candidaturas, y evitar esos mensajes apocalípticos de lo que ocurrirá si no gana su candidatura. También es necesario no aprovechar la refundación para negociar otras cosas.

Si no, aacabaremos como el clan de Hidetora, preso de las luchas internas entre los tres hermanos que son aprovechadas por sus clanes vecinos para acabar con ellos.  Al final, el mayor de los hermanos cuando es consciente del error de haber tratado de acabar con los otros dos  y escucha las palabras que le dice su general “Señor, nuestros rivales están tomando el castillo, prepárese a morir, yo le seguiré”. Confiemos que los candidatos se den cuenta que hay muchos clanes que quieren acabar con nosotros, no se lo pongamos fácil y sigamos siendo útiles a la sociedad.

La penúltima “melonada” del tripartito de izquierdas

Hace ya unos cuantos años, organizamos unas conferencias sobre Universidad y salidas profesionales. En aquel tiempo, todavía no se había implantado el plan “Bolonia” y se seguían impartiendo dentro del área de Informática dos carreras de diferente duración: la ingeniería técnica de tres años, y la Ingeniería Informática de cinco. A la segunda se podía acceder una vez completada la anterior. En aquellos momentos no existía la demanda brutal de técnicos en el sector y muchos estudiantes tenían la duda de, que si más allá de poder optar a una plaza grupo “A” en la administración, tenía sentido dedicar esos dos años adicionales de estudio. En el turno de preguntas un estudiante se animó a preguntar a uno de los empresarios que estaba presente en la mesa si él prefería contratar a los “ingenieros técnicos” o a los “ingenieros superiores”. Aquel le contestó que prefería a los superiores, ya que como les pagaba lo mismo, entendía que con dos años más de formación sabrían algo más.

Una frase no exenta de pragmatismo que por un lado ponía en duda la capacidad que tiene la universidad para explicar sus títulos y las capacidades que obtienen sus egresados, pero que también reflejaba claramente el concepto de oferta y demanda. Cuando hay una gran oferta de productos, en este caso egresados universitarios, se puede exigir más en primera instancia a los candidatos a un puesto de trabajo.

Pero también ocurre lo contrario, cuando hay escasez de profesionales y una gran demanda de estos, es bastante probable que no puedas poner muchas exigencias a la hora de contratarlos.

Pasando de la tecnología a la sanidad, es evidente que nos encontramos en este sector en una situación bastante caótica, donde uno de los grandes problemas es de la falta de profesionales sanitarios. Es obvio que, por ejemplo, no se puede racanear con la formación de los médicos que atienden centros de salud y hospitales, pero también es cierto que no podemos añadir requisitos que precisamente puedan privarnos, no solo de tener en la Comunidad Valenciana a los mejores profesionales, sino simplemente de tener a los suficientes profesionales. A pesar de esto, socialistas, comunistas e independentistas siguen abogando por imponer el requisito lingüístico a los sanitarios de la Comunidad Valenciana.

Nadie duda de que es positivo que el médico pueda atender en valenciano si el paciente lo requiere, pero antes deberíamos ser capaces de conseguir que haya un médico que lo atienda y que tenga el suficiente tiempo para atenderlo con la calidad que necesita.

Con las listas de espera creciendo prácticamente de forma ininterrumpida desde que el tripartito de izquierdas está en el poder, incluso antes de la llegada del Covid-19, lo razonable es centrarse en acabar con ese déficit de profesionales que tenemos.  Por ejemplo, centrándose en conseguir que los médicos que hacen la especialidad en nuestra comunidad se queden aquí, y no como ahora, donde casi dos de cada cinco marchan a otros lugares a desarrollar su labor profesional.

Esa retención del talento se puede conseguir con mejores y más estables contratos, y por supuesto sin poner trabas adicionales como las de “si quieres tener una plaza fija vas a tener que obtener el certificado “C” de valenciano” o si la tienes y quieres pedir un traslado sabes que tu doctorado va a valer muchos menos puntos que dicho certificado.

Caer en la frase hecha de “si han podido aprobar la carrera de medicina no van a tener ninguna dificultad en sacarse el certificado”, no deja de ser un error del que no conoce las bases del aprendizaje y por supuesto las leyes de la oferta y la demanda.

Por cierto, ese teatro de poli bueno y poli malo que monta el tripartito en estas cosas, no debe llevarnos a engaño cuando los tres partidos votan unánimemente en este tema.

Si a aquel empresario informático le preguntaran ahora, con la falta de personal del sector, si exigiría el certificado “C” probablemente no podría más que soltar una carcajada. Pero es que el empresario se juega su dinero y los del tripartito con sus melonadas lo que se juegan es la salud de los valencianos, por eso sería preferible que en vez de su penúltima melonada fuese la última.

Los galos y los zapatos del President Puig


El momento más feliz de Ximo Puig en su reciente visita a la provincia de Alicante, muy probablemente ocurrió cuando abandonó la belicosa provincia rumbo al Palau de la Generalitat. Es hasta probable que le pidiese al chofer de su coche oficial que parase justo en el lugar que separa las provincias de Alicante y Valencia. Su objetivo no sería otro que sacudirse los zapatos y poder gritar que de Alicante no quería ni el polvo.
Su política centralista y centrifuga valenciana, además de la sumisión continuada al presidente socialista Sánchez y sus desprecios continuos a la provincia de Alicante, han conseguido que el presidente Puig no encabece precisamente la lista de los políticos más queridos en la provincia. El presidente Puig lo sabe y es probable que por eso estuviese extremadamente poco convincente, pareciendo casi un novato, en su discurso en la noche de la economía alicantina. Probablemente acostumbrado a las lisonjas y masajes relajantes dialécticos con los que le obsequiaba el anterior presidente de la Cámara de Comercio, Juan Riera, no esperaba el discurso reivindicativo de su sucesor, Carlos Baño.
Mientras España jugaba su partido del mundial contra Japón, el presidente de la Cámara hizo un recorrido por todos los agravios que los socialistas están cometiendo contra Alicante. Como son tantos, el discurso se alargó probablemente más de lo previsto. Mientras el número y sonoridad de los aplausos iba en aumento, el president Puig iba encogiéndose en este territorio que cada vez se le hacía más hostil.
El presidente Puig, suele ser una persona convincente en sus discursos, con su modulación tranquila y sosegada y su apariencia de hombre bueno. Además, en entorno favorable es capaza de hacer creíbles propuestas que repite año tras año sin haberlas cumplido el año anterior. En todas las intervenciones que le he visto, y son muchas, jamás lo había visto tan impreciso, titubeante e incluso nervioso. Ese nerviosismo crecía conforme la audiencia se iba cabreando por las cosas que prometía, como la del tranvía Gandía-Denia, la conexión con el aeropuerto de Alicante, los trasvases del Xúquer y del Tajo y alguna más. Todos proyectos que solo son creíbles por los más recalcitrantes socialistas, pero no por aquellas personas que quieren a la provincia de Alicante y conocen un poco de las historias pasadas. Obviamente Puig ni siquiera se atrevió a justificar el último empeño de su partido, y de sus socios comunistas e independentistas, acerca de la implantación de la tasa turística, tema sobre la que se explayó también el señor Baño y también se le afeó al presidente Puig en su visita a Benidorm al día siguiente.
Como rezaba la canción de Rocía Jurado “se nos rompió el amor”, “Jamás pensamos nunca en el invierno, pero el invierno llega, aunque no quieras”. Como los socialistas no actúen rápido, y les queda poco tiempo, se acerca el invierno para ellos en Alicante. Este se puede convertir en la aldea gala de Astérix aburrida ya del tripartito de izquierdas valenciano. Al tripartito solo le quedará intentar tretas varias como en los libros de Goscinny y Uderzo, para recuperar el control sobre la Alicante. Solo hace falta haber leído algunos de ellos para saber cuál es el desastroso final de todas y cada una de las tretas. Por eso es recomendable, que en vez de tretas y promesas falsas, se dediquen a trabajar eficazmente por y para toda la comunidad.

Sabina y el último político competente de izquierdas

Decía Joaquín Sabina que ya no era tan de izquierdas porque tiene ojos y oídos para ver que es lo que pasa. Y es que el socialista Pedro Sánchez con su elección de ministros y sus pactos con filo terroristas e independentistas, posiblemente harían del partido socialista un partido invotable durante décadas. No será así, debido a que una parte importante de la sociedad dormida en la que vivimos, prefiere creer los dogmas debidamente envueltos en papel de regalo que nos suministra la izquierda a través de sus medios de comunicación afines.

No hace falta entrar en el desastre legislativo que ha propiciado la ministra de Podemos Irene Montero con su ley de “sí es solo sí”, sino en el absurdo de entrar en las descalificaciones a jueces, policías, periodistas para tratar de engañarse a sí misma y a unos cuantos acólitos de que ella no es una inepta. Algunos bien pensados quisieron pensar que la cuota de Podemos que asumían los socialistas era simplemente algo decorativo en un gobierno ya bastante falto de materia gris y sentido común. No ha sido así, y en vez de asumir sus errores, socialistas y podemitas pretender seguir conduciendo como el conductor kamikaze de la autopista, pensando que se equivocan todos los demás.

Pero los males de la izquierda no son exclusivos del gobierno central, sino que afectan como una plaga a nuestra Comunidad Valenciana. Que el socialista Ximo Puig construyese un gobierno en el que, salvo honrosas excepciones, hay que buscar la competencia con telescopio Hubble, era conocido. Pero es que, además, la incompetencia tiene premio como ocurre en el gobierno central.

La Conselleria de Sanidad ha sido condenada a pagar a los médicos de la sanidad privada, por actitud cuanto menos negligente, tal como dicta la resolución, al no gestionar su vacunación a tiempo, con el consiguiente riesgo de vidas. Las dos personas que estaban al frente de la Conselleria de Sanidad en aquellos duros momentos eran la socialista Ana Barceló y la independentista Isaura Navarro. El presidente Puig, ante la previsible llegada de la sentencia, tenía dos opciones: cesarlas fulminantemente o darles un premio a su incompetencia. Eligió lo segundo, ahora una es síndica del grupo socialista y candidata a la alcaldía de Alicante y la otra es la nueva Consellera de Agricultura.

Mientras los valencianos de a pie siguen con su trabajo sosteniendo el país, el tripartito de izquierdas sigue sangrándoles con más impuestos, contratando cada vez más asesores, y gestionando cada día peor. Pero eso sí, son unos maestros de la comunicación y de echar balones fuera recurriendo a los típicos dogmas de “que paguen los ricos”, “el cambio climático”, “gastar más en lo público es mejor, aunque gestionemos peor”, “toda la culpa es de la herencia recibida”, “Franco lo hizo todo mal” y así unos cuantos más.

Hace escasos días un amigo de Elche me dijo que le tripartito de izquierdas había ordenado quitar todas las placas conmemorativas de las viviendas sociales construidas en época de Franco. Me preguntó, “¿sabes por qué ningún gobierno posterior quitará las referentes a las viviendas sociales que ha construido el tripartito? “.  Yo le contesté indicando que no habría gobiernos tan sectarios como ellos. Con una sonrisa me dijo “No, nadie quitará esas placas por que no existen, ya que no han sido capaces de construir esas viviendas sociales”.

Volviendo a Sabina y su abandono de la izquierda, es posible que le pase como a San Pablo cuando le cayó del caballo y haya descubierto la verdad, o puede ser que sea que los partidos actuales de izquierdas actuales no representen en absoluto a lo que Sabina pensaba y probablemente siga pensando. Al final habrá que buscar las referencias a los políticos competentes de izquierdas no en la prensa del día, sino en los libros de historia.